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Tiene mucha razón el ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, cuando pide despolitizar el prolongado conflicto por el proyecto cuprífero Tía María, en la región Arequipa, pues la solución debería ser técnica y no plagada de posturas intransigentes que en muchos casos solo buscan el rédito electorero, la figuración y confundir a la población.

Lamentablemente, desde ayer hemos visto en el Valle de Tambo a algunos congresistas de izquierda que con su sola presencia contribuyen a politizar el asunto y enrarecer el ambiente en una zona donde la población ya tiene establecidos sus propios interlocutores; incluso hay autoridades locales que cuentan con la legitimidad necesaria para ser parte del diálogo promovido por el Poder Ejecutivo.

Varios de estos congresistas han salido a decir que es necesario preservar la agricultura en el Valle de Tambo, lo cual está muy bien. Sin embargo, habría que ver, por ejemplo, si luego de que se frustrara el proyecto Conga en Cajamarca, algunos de ellos, como Marco Arana, hicieron algo por el agro en esa región, que hoy languidece en medio de su pobreza.

En Tía María hay que evitar la politización y la demagogia, sobre todo cuando el Estado ya ha dado las autorizaciones ambientales respectivas, basadas en criterios técnicos. No olvidemos lo que pasó en Cajamarca y Tambogrande, en Piura, en que la frustración de proyectos mineros solo contribuyó a la pobreza y a la extracción ilegal, esa de la que no hablan los “ambientalistas” peruanos.