No soy muy partidario de horóscopos o predicciones; sin embargo, creo que vale la pena tratar de ver cuáles podrían ser las tendencias que marcarán el 2017. La primera tendencia que veo difícil que se revierta es la inminente pérdida de aprobación del presidente Pedro Pablo Kuczynski, a quien le resulta complicado ser cauto o medirse en sus declaraciones. Es de esperar que algunas de estas lamentablemente terminen haciendo mella a pesar del esfuerzo que hagan el Premier o sus ministros por contenerlas.

La segunda tendencia es la radicalización de la oposición, liderada por Fuerza Popular y secundada en muchos casos por el APRA. Estos grupos se enfrentarán a una bancada oficialista débil y poco coordinada. Para muchos fujimoristas, esta forma de actuar es y seguirá siendo la manera correcta (y justificada) de hacer las cosas. Sin embargo, a largo plazo podría generar algunas complicaciones, como una mayor radicalización del país entre fujimoristas y antifujimoristas y una disminución en la popularidad de Fuerza Popular, dato que probablemente desestimen importante por pura soberbia.

La tercera tendencia será la continuación de los destapes relacionados con los sobornos de Odebrecht y las empresas brasileñas. Esto golpeará no solo a políticos sino también a ejecutivos y funcionarios de alto mando. Esta vez les será muy difícil a los implicados lograr escapar de la justicia, dado que muchos de estos procesos se ventilan a nivel internacional. Por otro lado, se percibe en la región la intención de que los exgobernantes y funcionarios que hayan cometido actos de corrupción paguen por sus culpas de manera drástica. Cristina Kirchner es un claro ejemplo y es de esperar que caigan otros más. La cuarta tendencia será el trabajo de bomberos que deberá llevar a cabo el Consejo de Ministros. Estarán enfocados en apagar incendios, lo que les dificultará mostrar sus logros a corto plazo y, por lo tanto, contrarrestar la caída de la aprobación presidencial. No se puede descartar el cambio o dimisión de algún ministro; sin embargo, creo improbable que se produzca un cambio completo de gabinete este año.

A pesar de que la situación económica de la región y la del mundo no son alentadoras, pienso que el desempeño de la economía del Perú será el adecuado. Un gobierno sensato y claro en sus políticas animará a las personas de a pie a consumir y a los empresarios a invertir, principalmente en temas de corto plazo. En resumen, un año políticamente complicado pero manejable, con una economía en crecimiento, a un ritmo adecuado que sin embargo no logrará hacer sentir al ciudadano que avanzamos. Un año tímido y de alguna manera predecible, aunque en nuestro Perú nunca se sabe.