La presencia de Guido Bellido al frente de un gabinete ministerial es insostenible no solo en el Perú, sino en cualquier país civilizado. Un personaje que alaba a la asesina terrorista Edith Lagos, que considera que los senderistas fueron “peruanos que tomaron el camino equivocado” y que no es capaz de dar una entrevista de manera seria y coherente, tiene que estar en cualquier lugar, pero no manejando los destinos de un país desde el más alto cargo del Poder Ejecutivo detrás del presidente.

El presidente Pedro Castillo, por más que haya ganado las elecciones, no tiene por qué castigar al Perú poniendo como premier a un sujeto como Bellido. Y acá que nadie diga que fue impuesto por Vladimir Cerrón o quien sea. Quien ha nombrado a este defensor de criminales que sueña con revoluciones a balazos y que según lo que ha escrito en sus redes sociales es una persona de inteligencia apenas elemental, ha sido el jefe del Estado y nadie más.

Los ciudadanos de un país que han sobrevivido al terrorismo de Edith Lagos y de quienes mataban con fusiles AK-47 como los que tanto les gustan a Bellido, no tiene por qué ser el líder de un gobierno. Que se vaya a agitar en el local de un sindicato o en una plazuela. Para tal caso, al menos que vuelva al Congreso a compartir espacio con sus compañeros de bancada también implicados con bandas armadas. Que esté en cualquier lado, menos en la Presidencia del Consejo de Ministros.

Por más que el presidente Castillo trate con su sombrerito de dar una imagen conciliadora, abierta al diálogo y de hombre andino, buena gente, inofensivo y víctima de los “malos” que lo cuestionan, sus esfuerzos colisionan contra la pared al tener sentado al lado a su impresentable premier Bellido, un investigado por apología del terrorismo que por estos días tiene acceso a toda la producción de inteligencia de la DINI, las Fuerzas Armadas, la Policía y el Ministerio del Interior. Un peligro.

El jefe de Estado no puede pretender llevar una administración en paz si su premier es un filoterrorista, un hombre cercano a lo más repudiado por los peruanos de bien que son los senderistas. Tener a este sujeto en la PCM es una afrenta a los que han sufrido directamente los crímenes de quienes ven a Edith Lagos como una inocente autora de poemas, cuando en verdad era una hiena que se llevó la vida de varios antes de irse a la tumba.