Entre la noche del viernes y la madrugada del sábado, Dina Boluarte Zegarra logró un hito político peruano no muy grato: se convirtió en la primera presidenta en funciones cuya vivienda privada fue allanada por orden judicial.Si bien no concordamos con la manera cómo se realizó esta intervención, usando un ariete para tirar la puerta del hogar presidencial, como si de cualquier guarida delincuencial se tratara, la única culpable de esta situación fue la misma Boluarte al no cumplir con aclarar todo este tinglado que se inició desde que se conocieron los lujosos relojes que empezó a usar al asumir como mandataria.Hace una semana, en otro pronunciamiento, dijo que se allanaría a las investigaciones, pero luego no se presentó a las citaciones que tenía en la Fiscalía y ahora se sorprende del operativo a su casa y a las oficinas que ocupa en Palacio de Gobierno.
Ayer, tras más de doce horas de silencio, Dina Boluarte se pronunció sobre el allanamiento y, ¿qué dijo?
Pues no aclaró el origen de los relojes aduciendo un consejo de su abogado y denunció ser víctima de un ataque sistemático. También envió un mensaje “a quien vendió la historia de los relojes” y al final todo siguió igual, usando su condición de mujer y madre para intentar victimizarse. Mal ella, mal e Ministerio Público que con sus métodos, podría desvirtuar esta importante investigación.