Ayer nuevamente el presidente Pedro Castillo se escapó de la prensa a fin de no responder preguntas. Para su escabullida apeló al uso de la policía antimotines que de un tiempo a esta parte se ha convertido, literalmente, en un escudo para que el profesor no dé explicaciones al país de todos los cuestionamientos que existen en su contra.

Lo peor es que ayer los medios fueron citados a una de sus actividades supuestamente públicas en San Juan de Lurigancho. Sin embargo, como ya es costumbre, los periodistas fueron recibidos por una muralla de policías con escudos que impidieron acercarse al mandatario a fin de que responda preguntas, como sucede en toda democracia.

Lo único que pudieron captar los medios mientras el mandatario se retiraba, fueron imágenes del presidente fomentando el odio y la división al señalar que quienes marchan y piden su salida del cargo a través de mecanismos previstos en la Constitución, son “los ricos”. Para jefe del Estado no hay más: los “pobres” están con él, y los “ricos” lo quieren vacar.

Desde Correo insistimos en que el mandatario mantiene una actitud antidemocrática al no dar la cara ante los medios, y no firmar las declaraciones de Chapultepec y Salta, que garantizan la libertad de expresión e información no de los periodistas, sino de los ciudadanos, algo que han hecho todos sus antecesores.