Presidente, no juegue con el Diablo...
Presidente, no juegue con el Diablo...

“Quiero advertirles a los jóvenes que no se estén aliando con el Diablo”, exclama el ministro Daniel Urresti aludiendo a la presencia de sindicatos de izquierda en las marchas contra la “Ley Pulpín”. Sin embargo, la misma admonición debería ser dirigida al presidente Ollanta Humala, para que tome distancia de los “Diablos” -si realmente él no tiene nada que ver en los hechos- dedicados a organizar el seguimiento ilegal de políticos opositores y periodistas, tal como viene denunciando este diario y la revista Correo Semanal en las últimas 48 horas.

Porque si cree que basta con negar lo evidente -y allí están las imágenes en video del reglaje efectuado- se equivoca: su sola palabra no es suficiente para convencernos de que el Gobierno es totalmente ajeno a estos hechos. El antecedente de un seguimiento similar sobre Fernando Rospigliosi y Carlos Basombrío, en junio de 2013, que el Congreso en manos del humalismo se negó a investigar a fondo pese a las pruebas indiciarias aportadas por distintos medios, sienta un nefasto precedente. Si nunca conocimos a los autores de aquel hecho pese a los datos que apuntaban sobre ciertos operadores palaciegos, ¿por qué creer ahora que las cosas serán diferentes?

Tras la denuncia, Humala mismo debió anunciar una investigación y comprometerse a llegar hasta el final para identificar a los responsables. E involucrar a la Comisión de Inteligencia del Congreso -donde la oposición está presente- en el manejo de la información que, siendo reservada, le devuelva cierta tranquilidad a la opinión pública. Pero nada de esto sucedió y los voceros humalistas han pasado a una torpe ofensiva, en la que desechan evidencias e intentan confundir los hechos.

Por eso, señor Presidente, no juegue con el Diablo antidemocrático que ronda su sillón. Solo la garantía de una pesquisa veraz lograría atenuar el deterioro galopante de la figura presidencial. Está respetuosamente advertido.

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