Presidenteporrista
Presidenteporrista

Por más que sus asesores (aunque pareciera que son mejores aduladores) le digan a la pareja presidencial que la foto general del Perú, a julio del 2016, será positiva y mejor que la de cinco años atrás, el Gobierno viene cometiendo una grave negligencia al insistir con la lógica del "piloto automático".

Una cosa es que sea complicado emprender reformas de fondo con una clase política fragmentada y en medio de una desinstitucionalización creciente. Pero otra es no abordar con urgencia, responsabilidad y realismo aquellos temas que nos vienen afectando severamente como país.

Temas como el de la inseguridad ciudadana en todas sus variantes (afectación diaria de ciudadanos, sicariato, etc.), el de la desaceleración del crecimiento económico (cuya principal causa está en la falta de confianza y optimismo de los pequeños y medianos inversionistas, y en la maraña regulatoria y burocrática que sigue sin solución, afectando a empresas y empresarios de todos los tamaños), y el de la amenaza real de que el crimen y las mafias tomen (literalmente) el control de varios gobiernos regionales y municipales este 5 de octubre, deberían ya haber activado el liderazgo del jefe de Estado.

Y como se trata de temas de Estado, las soluciones son estrategias y políticas de Estado que trascienden a este y seguramente al siguiente gobierno. Por ello mismo, uno no termina de entender cómo el actual Mandatario, en lugar de provocar a medio mundo respaldando los desaguisados de su esposa, no tiende puentes, diálogo real y consensos para afrontar las urgencias del país. Una convocatoria honesta y real del Presidente a la oposición para afrontarlas, parando ataques inútiles mutuos, es lo que se esperaría de un estadista, antes que a un porrista de su consorte.

TAGS RELACIONADOS