Bajo el argumento de que viajan a provincias para cumplir con su función de representación “parlamentaria”, algunos integrantes del Congreso desvirtuaron estos traslados para fines personales y realizaron proselitismo. Todo por la falta de un reglamento que ordene estas “actividades” con recursos públicos.

Lo revelado sobre legisladores que viajan a regiones en donde no tienen representación llama la atención, pues evidencia que su traslado a dichas localidades fue para cumplir “obligaciones” que no responden a su trabajo.

Los congresistas Carlos Bruce y Mauricio Mulder coinciden en señalar que para evitar estos excesos deben reglamentarse los viajes. De esa manera se evitan gastos injustificados, salvo que el cargo los obligue por una misión específica.

La propuesta es valedera, pero lo que sugiere el expresidente de la Comisión de Ética Humberto Lay es mucho más importante. Anuncia que presentará un proyecto de ley que sancione a los legisladores que usen los viajes de representación para fines de proselitismo político.

Lamentablemente, nuestras autoridades sacan provecho de los recursos públicos, sobre todo los congresistas, que no han visto mejor manera de “ahorrarse” dinero de su bolsillo usando pasajes que el Parlamento les asigna.

Lo ético y justo, en tiempos en que el desprestigio de los políticos se vienen acrecentando, es sincerar los gastos y cuanto antes aprobar la reglamentación, castigando con descuentos a quienes buscan vivir a costa del dinero público.

TAGS RELACIONADOS