No puedo expresar otra cosa que vergüenza y gran indignación por el espectáculo político desarrollado en estos días. Hemos presenciado cómo se ha transformado una investigación necesaria en una grotesca puesta en escena orquestada por personajes cuestionados, que han arrastrado al Perú a un espiral mayor de angustia.

Quiero ser muy claro: Las denuncias que involucran al presidente son preocupantes y deben ser investigadas rigurosamente. Sin embargo, lo que ha quedado en evidencia es que quienes lideran la campaña por la vacancia no buscan esclarecer la verdad ni lograr justicia, sino concretar una maniobra de destitución que responde a sus propias ambiciones políticas.

Con una enorme irresponsabilidad, han llevado al borde del abismo el futuro inmediato del país y el equilibrio constitucional. Todo esto, además, a solo 7 meses de las elecciones, y mientras el Perú atraviesa la crisis sanitaria y económica más grave que hemos presenciado.

Rechazo especialmente la utilización que se viene haciendo de las Fuerzas Armadas, instituciones muy importantes para nuestro país, pero que no tienen carácter deliberativo en un Estado de Derecho. Las llamadas del presidente del Congreso a representantes de estas, así como su uso como elementos en las respuestas del gobierno, son muy imprudentes y no tienen lugar en una democracia como la nuestra.

En este momento, en el que los políticos están fallando a sus obligaciones fundamentales, hago un llamado a que la ciudadanía se haga oír de todas las formas posibles -dentro de lo que permite el cuidado de la salud- para exigir sensatez y respeto al orden constitucional. Una vez más, proteger nuestra democracia depende de todos nosotros.