Avanzan los días y con ello las muestras contundentes en este Gobierno de ocultar (o en el mejor de los casos hacerse de la vista gorda o lavarse las manos) los graves casos de corrupción incubados por el régimen o por antiguos o no tan antiguos amigos de los inquilinos de Palacio.

Siendo que es poco lo que se puede esperar en cuanto a hallazgos elocuentes en el caso Óscar López Meneses, por ejemplo, debido al blindaje y a la maraña de versiones de diversos personajes deshaciéndose de responsabilidad alguna; o la negación o el cinismo oficialista en el caso Martín Belaunde Lossio (incluyendo las vinculaciones con la red Orellana), todo nos conduce a la necesidad de crear una megacomisión investigadora de todos estos casos, como una de las principales decisiones del Gobierno que se instalará el 2016.

Todo este clima de impunidad ahora se termina de pintar con la decisión que acaba de tomar el Ministerio Público de destituir de su cargo al doctor Marco Guzmán Baca, coordinador de las Fiscalías Antilavado de Activos, quien tenía a su cargo casos muy importantes como el de Ecoteva y el de la propia red Orellana.

Esta decisión, por demás inoportuna, sospechosa e inadecuada, confirma los cuestionamientos acumulados y diversos contra la actual gestión del titular del Ministerio Público, Carlos Ramos Heredia, quien por decoro personal y por respeto a la institución de la que forma parte, hace rato ha debido dar un paso al costado.

Flaco favor le hace al Gobierno y a los aliados de este el doctor Ramos al relevar de su cargo a Guzmán, quien se venía desempeñando con profesionalismo e independencia, amparado en la capacidad técnica y autonomía de la Unidad de Inteligencia Financiera para avanzar en diversas pesquisas, como hace poco nos lo confirmó el congresista Vicente Zeballos, presidente del grupo de trabajo del Congreso a cargo del tema Orellana, y extitular de la comisión que investigó precisamente el caso Ecoteva.

Si la propia entidad encargada de perseguir y denunciar la comisión de delitos, como es la Fiscalía de la Nación (dicho sea de paso, a nombre de todos nosotros), resulta influenciada por el poder y alcanzada por personajes siniestros ligados a actos de corrupción, ¿con qué confianza podemos esperar el resultado de su trabajo?.

TAGS RELACIONADOS