Pedro Castillo se ha chocado con una dura realidad, el respaldo que obtuvo en las elecciones no le duró ni 100 días y lo ha visto con sus propios ojos en Ayacucho con una plaza vacía. Días antes que él, estuve en Arequipa y la sensación es la misma, ese “pueblo”, al que tanto hace referencia, se cansó de él. Su Gobierno se cae a pedazos por sus propios escándalos, mientras que la población ve a un presidente escondido tras las puertas de Palacio de Gobierno cada vez que estalla una nueva crisis.

Esta cobardía le va a jugar en contra a la hora de enfrentar un proceso de vacancia y se vea obligado a responderle al país por la fuga de los Dinámicos del Centro o el tráfico de influencias en las Fuerzas Armadas con su secretario Bruno Pacheco, entre otros. No se trata de un gobernante incapaz, que lo es, sino de una actitud criminal de encubrimiento y búsqueda de impunidad.

A las bancadas de Alianza para el Progreso y Acción Popular les digo que nadie les está pidiendo que voten por la vacancia, al menos cumplan su rol de control político y admitan la moción de vacancia para que Castillo responda al país. Sus votos son necesarios y están a tiempo de rectificar.

Castillo tendrá que defenderse solo, porque sus traductores han perdido toda credibilidad, como Pedro Francke y Aníbal Torres, cuyos familiares se han beneficiado de contratos con el Estado. Y ni hablar de la premier antiminera que ha dejado sin trabajo a cientos de personas al cerrar 4 minas en Ayacucho. Una tras otra en este Gobierno que donde pones el dedo salta la pus.