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Concluye una semana más y, como no podía faltar, pasaron hechos relevantes e irrelevantes que ya son parte de la agenda diaria del país y a los que la ciudadanía se acostumbró, llamando la atención dos noticias en estos últimos días. Primero, la estrepitosa caída en la popularidad del gobierno de Martín Vizcarra en dos meses y días de mandato, el mismo que se caracterizó por marchas y contramarchas en la toma de decisiones, transmitiendo un mensaje de debilidad y generando cierta inestabilidad en los diferentes sectores, en especial el referido a la promoción de inversiones que son necesarias para poner en marcha proyectos paralizados, además de dar motivos para que nuevos conflictos sociales se activen, sumándose a los existentes en el territorio.

Una segunda situación presentada fue la esperada renuncia de David Tuesta al Ministerio de Economía y Finanzas, quien, acorralado por opiniones contrarias desde Palacio de Gobierno y la Presidencia del Consejo de Ministros, por los ajustes económicos, prefirió dar un paso al costado, dejando el cargo a Carlos Oliva.

A pesar de que se tiene un nuevo titular al frente de esta importante cartera, ahora surge en diferentes sectores la pregunta sobre el tiempo que pueda permanecer en el cargo, entendiendo que Oliva es el quinto funcionario designado desde el 2016 y sus antecesores (Thorne, Zavala, Cooper y Tuesta) no pudieron poner en marcha verdaderas reformas económicas, que tanto se reclaman y se postergan.

El país demanda estabilidad y seguridad, por ello es hora de acabar con experimentos y trabajar en serio, en especial en lo que a materia económica se refiere.

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