Es una verdadera lástima ver cómo este gobierno ha avasallado a la Policía Nacional del Perú (PNP) en su intento por mantener en libertad a prófugos de la justicia como el exministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva; el exsecretario palaciego, Bruno Pacheco; y el sobrinísimo Fray Vásquez Castillo, a fin de que no hablen y terminen por hundir al precario presidente Pedro Castillo, quien ha sido sindicado por el Ministerio Público como cabecilla de una organización criminal.

La fuga de Silva ha sido escandalosa y constituye una burla a la institución de Alipio Ponce y Alcides Vigo. El Ministerio Público había pedido a la PNP que lo vigilen, pero dejaron ir a la presa por razones que en su momento tendrán que ser aclaradas. Ahora el ministro del Interior, Dimitri Senmache, de quien tenía un buen concepto, trata de explicar lo inexplicable para librarse de la responsabilidad política esta evasión que sin duda significa un gran alivio para el jefe de Estado.

Pero la máxima burla al Perú, especialmente a los buenos afectivos de la PNP, que son la inmensa mayoría, ha venido de parte del impresentable de Pacheco, quien de profesor y sindicalista de medio pelo pasó a creerse el dueño del país gracias a su jefe Castillo que ahora un poco más y dice que ni lo conoce. Este sujeto célebre por los 20 mil dólares en el baño de Palacio de Gobierno, ha tenido el desparpajo de lanzar un tuit de saludo a la selección de fútbol, desde el lugar donde se esconde –o lo esconden–.

Cuando la PNP quiere poner tras las rejas a quien sea necesario hacerlo, lo hace sin mayores demoras. Cuenta con la tecnología y los agentes necesarios para cumplir con esa misión básica de cualquier cuerpo policial. Claro, si es que no reciben la orden ilegal de cruzarse de brazos y mirar a otro lado. Es por eso que intuyo que los buenos policías, los de corazón, deben sentirse avasallados por el poder político que permite que hasta el prófugo Pacheco se burle de ellos.

Preocupa que no caigan los prófugos del entorno presidencial, pero más allá de eso, lo que debería causar alarma es que el régimen de Castillo esté manejando a la PNP de acuerdo a sus oscuros intereses. Solo el accionar de buenos policías que se impongan por encima de quienes reciben directivas de Palacio de Gobierno, permitirá la detención de Silva, Pacheco y Vásquez, los que sin duda tienen muchas que contarle al Ministerio Público, como lo está haciendo el exasaltante Zamir Villaverde.

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