Luego de la salida de la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi, todo indica que el ministro del Interior, Vicente Romero, le seguirá los pasos. Es evidente que el gabinete presidido por Alberto Otárola está urgido de enfrentar con nuevos bríos los desafíos del Gobierno, que a estas alturas es desaprobado por la gran mayoría de peruanos.

La reciente presentación de una segunda moción de censura por parte de un grupo de congresistas contra el ministro del Interior, Vicente Romero, es una oportunidad para que éste dé un paso al costado y el gabinete se potencie con otra persona que le imprima eficacia a las medidas adoptadas para abordar la creciente inseguridad ciudadana. Es que a pesar de la declaratoria de emergencia en varios distritos de Lima Metropolitana y otras regiones, las respuestas de Romero durante su comparecencia ante el Congreso, el último martes, han dejado grandes dudas sobre la existencia en su despacho de un plan efectivo para combatir la criminalidad.

En este contexto, se hace necesario un replanteamiento serio de las estrategias implementadas hasta ahora, así como la presentación de un programa integral que demuestre un compromiso real y efectivo en la lucha contra la inseguridad. La sociedad merece respuestas concretas y medidas que realmente impacten positivamente en la reducción de los índices delictivos.

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