Desde hace meses y de forma incansable, Fernán Altuve y quien escribe esta columna, venimos repitiendo que la única forma de vencer al gobierno criminal de Pedro Castillo y sus mafias es la unidad de las fuerzas democráticas. Un diálogo transparente y formal que siente en una misma mesa a partidos,movimientos, colectivos y ciudadanos para trazar una ruta común. Es necesario dejar atrás nuestras diferencias políticas e ideológicas, nuestras antiguas rivalidades y hasta nuestras historias personales para defender a la Patria de un monstruo que quiere arrebatarnos todo.

Ya paso una semana y seguimos mirándonos el ombligo, festejando el apretado triunfo de la oposición en Lima Metropolitana, sin convocatoria formal a la unidad y sin una autocrítica por los resultados al interior del país. Los partidos nacionales, especialmente de oposición, han sido borrados del mapa regional y Perú Libre tomó una estrategia exitosa: concentrar su esfuerzo nacional en un grupo de distritos en zonas de explotación minera. El triunfo de la mafia en estas zonas que concentran miles de millones de soles de presupuesto por canon, sumado al triunfo de mafias locales aliadas suyas en los gobiernos regionales, nos muestran un panorama preocupante.

¿Cuánto tiempo más esperaremos para que Rafael López Aliga, Keiko Fujimori, Hernando de Soto y sus partidos políticos realicen la convocatoria pública a la Mesa de Unidad Democrática? ¿Cuánto espacio más le regalaremos a la mafia por no querer sentarnos juntos? ¿Qué estamos esperando? ¿Quién dice yo?

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