Los gremios empresariales nacionales y las cámaras de comercio regionales lanzamos el fin de semana pasado un comunicado urgente advirtiendo que un cambio drástico en la conducción de la Nación no era lo más conveniente en un entorno de profunda crisis sanitaria, económica y política, encontrándonos además en pleno proceso electoral convocado para el 11 de abril y sosteniendo que toda persona debe hacerse cargo de las consecuencias y sanciones que generen sus propias acciones, pero respetando también el derecho a la presunción de inocencia y al debido proceso.

Aunque el acto de vacancia presidencial es un acto político normado en la Constitución y en los Reglamentos del Congreso, queda claro que esta decisión, tomada finalmente por 105 de 130 Congresistas, ha polarizado peligrosamente al país. Existen quienes señalan que lo ocurrido, es un “golpe de Estado”. Que se ha usado la “fuerza de los votos” para generar una vacancia política que ahora se califica de ilegal e ilegítima, a pesar de que el mismo “afectado” la ha reconocido y aceptado, y que abandonó Palacio de Gobierno y ceso a todo su gabinete ministerial sin oponer resistencia alguna. Hay otros, que señalan que se ha actuado dentro de los cauces constitucionales y se han usado todas las herramientas que la imperfecta democracia pone a disposición. Posiciones ambas, que polarizan aún más a la ciudadanía y generan mayor inestabilidad.

Por otro lado, un Congreso elegido este año, ante el forzado cierre del anterior, que se ha caracterizado por asumir iniciativas mayoritariamente populistas y que no ha atendido las voces mesuradas de profesionales técnicos y que ha afectado la estabilidad presupuestal a través de diversas leyes que han terminado perforando el presupuesto público e interviniendo indebidamente en asuntos fuera de su competencia. Una muy difícil situación general.

Millones de peruanos esperamos que podamos superar esta crisis en los próximos días y que podamos curar internamente todos estos desencuentros, producto de la fragilidad institucional, política y de la falta de moral de muchas personas. Los peruanos esforzados, trabajadores, luchadores, que día a día buscamos lo mejor para nuestras familias, no merecemos esto. Merecemos paz, desarrollo, bienestar y optimismo. Merecemos recuperar nuestro sentido de integridad, de valores, sensibilidad y cumplimiento irrestricto del principio de legalidad. Aún con todo, tenemos que recuperar la unidad. El nuevo gobierno de transición, y su gabinete ministerial, tienen el deber de conducir el país hasta el próximo 28 de julio con probidad, eficiencia y retomando la agenda de la reactivación nacional. Estaremos todos vigilantes.

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