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No hay prisión por eso y hasta ahora no ha trascendido que exista de por medio corrupción, pero por el daño que le han hecho al país los responsables de la modernización de la refinería de Talara deberían pedirle perdón al país. Por demagogia, incapacidad o simple criterio político, el gobierno de Humala/Heredia impulsó un proyecto que le va a generar pérdidas al país equivalentes a las que dejarán muchos casos emblemáticos de corrupción. La refinería de Talara es -como se ha dicho ya- una cafetera. ¿Cómo nació la propuesta? Pues fue impulsada por el entonces presidente de Petroperú, Humberto Campodónico -entendemos- con la venia implícita de OH/NH. El 25 de enero de 2012, con el proyecto en pañales, Campodónico declaró que el gasto de la modernización sería de $1700 millones y que la refinería estaría lista a fines del 2015. En febrero del 2017, Luis García Rosell, presidente de Petroperú durante el régimen de PPK, estimó que el costo sería de $5400 millones y ahora su proyección de ejecución se va hasta el 2021. El problema no es, sin embargo, los plazos y por último ni siquiera lo sería el dinero invertido si ello redunda en rentabilidad. El tema es, como lo ha dicho Ricardo V. Lago, que el proyecto es “la estafa del milenio”. Tendremos una refinería para refinar petróleo en un país que ¡no es productor de petróleo! Apenas producimos 40 mil barriles diarios para un consumo de 220 mil, pero estamos invirtiendo una suma estrambótica y desmedida en una argamasa intrincada de ductos y tuberías gracias a los populistas y demagogos de siempre, cuando era mucho más económico importar el petróleo refinado. ¿Cuántos hospitales y colegios dejarán de construirse? ¿Cuántos infantes más con anemia? Alguien tendría que pagar por esto y no solo con el repudio general.