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La sociedad moderna ha logrado producir bienes y servicios capaces de satisfacer nuestras necesidades básicas. Los índices de pobreza en el mundo de 10% de su población (736 millones, PNUD, 2017) y en el Perú de 21.7% de la población (6 millones 900 mil personas, INEI, 2017) muestran que hay una desigual distribución de la riqueza, ya que se produce para obtener ganancia.

La economía de un país debe considerar la producción de bienes y su distribución. Diversos estudios muestran que la concentración de la riqueza (medida por el llamado índice Gini) se mantiene en niveles de alrededor de 0.6. Si queremos crecer de manera sostenible, necesitamos generar mercado interno, y para ello necesitamos que crezca el empleo, empleo digno, de manera que se pueda consumir esa producción, teniendo en el mercado exterior un complemento necesario de intercambio e incorporación de innovaciones.

La propuesta de reformas laborales hecha desde el Gobierno plantea eliminar “sobrecostos laborales”, con lo que prioriza la obtención de ganancia sin considerar el conjunto de la economía, no apunta a la construcción de un mercado interno, con producción competitiva y con capacidad interna de consumo. Si revisara el panorama latinoamericano, el ministro de Economía y Finanzas vería que la mano de obra peruana es una de las más baratas.

Si buscamos una economía que crezca en el largo plazo, desde el Ejecutivo y el Ministerio de Economía se debe ampliar la perspectiva. No se puede seguir favoreciendo solo a un lado de la balanza. ¿No son suficientes los 108 mil millones de soles en exoneraciones tributarias, deudas sin cobrar y reintegros tributarios para que ganen y sigan ganando?