1. En caso de vacancia presidencial, cualquiera sea la causa (art. 113° de la Constitución) el vicepresidente que asume (ya sea militante o invitado) está obligado a ajustar su accionar al plan de gobierno con el que ganaron las elecciones y a mantener a la misma bancada en el Congreso. Es inaudito que un vicepresidente (Vizcarra) que asume ante la renuncia del presidente (PPK) se desligue del partido con el que fue elegido y corte lazo con el grupo parlamentario. Eso no debe volver a pasar. Corresponderá, en ese caso, que convoque a elecciones generales dentro de los cuatro meses siguientes.

2.- En caso de que un congresista renuncie al partido político al que pertenece (o sea separado por causa fundada) debe perder la curul en favor de su accesitario, puesto que esta no le pertenece a él, sino a la organización política por la que postuló, por respeto a la voluntad popular. No como ocurre en la actualidad, que por obra y gracia del TC, la renuncia al partido por “razones de conciencia” habilita al congresista renunciante a incorporarse a otra bancada o a formar una nueva.

3.- Las elecciones internas en los partidos para seleccionar a los candidatos a cargos públicos no ha funcionado. Lo que se debe exigir es militancia con un año de anticipación a la elección en la que postule.

4.- La inscripción de nuevos partidos políticos debe desburocratizarse. Ante el avance de las TIC’s y la “nueva normalidad” que ha traído la pandemia (confinamientos periódicos, distanciamiento social) ya resulta obsoleto exigir acreditar locales de campaña. El contacto entre líderes y partidarios será más virtual que presencial.

5.- Para ser elegido gobernador regional el candidato debe postular por una  organización política de ámbito nacional y no solo regional, como es hoy, porque favorece el pernicioso cacicazgo. Los gobernadores regionales deben poder ser convocados obligatoriamente a informar en estación de preguntas ante Congreso de la República, como lo hacen los otros altos funcionarios de la nación.

6. La descentralización de la Salud y la Educación han sido un rotundo fracaso en la lucha contra la pandemia del COVID-19. Deben retornar con carácter temporal por un periodo de dos años al comando del gobierno central, a fin de enfrentarla con acierto.