Una bisagra es, según la RAE, un "herraje de dos piezas unidas o combinadas que, con un eje común y sujetas una a un sostén fijo y otra a la puerta o tapa, permiten el giro de estas". En concreto, una bisagra hace que algo se articule y tenga movimiento.
Yo, partiendo de esa definición, he creado el concepto "relación bisagra", aquella que se da cuando una persona ayuda a otra a pasar de una experiencia amorosa tormentosa a otra emocionalmente perfecta. Es el periodo sentimental que sirve de puente o articulación para darle un giro positivo a la vida sentimental de un ser humano atormentado por su ex.
Pasa cuando conoces a alguien que si bien tiene deseos de salir contigo, un profundo miedo a involucrarse en una relación lo domina. Pese a ello, sales con ese ser infeliz con la ilusión de ser el bálsamo que curará sus heridas del corazón.
Pasarán gratos momentos, pero algo no terminará de cuajar entre ustedes. Un día te dirá "no eres tú, soy yo", agregará "eres una persona maravillosa" y culminará su patético discurso diciendo "te mereces algo mejor". Fin de la historia.
Hasta ahí, todo normal, lo típico en una relación. Pero a los meses (o tal vez días) te enteras de que ese ser confundido tiene un nuevo (y verdadero) amor. ¡MILAGRO, SE CURÓ! Ahí te das cuenta de que fuiste su "relación bisagra". Sin proponértelo, ayudaste a ese ser humano infeliz a superar sus traumas.
No pierdas el tiempo preguntándote por qué contigo no funcionó. Pasa la página. Mira esta experiencia como una obra de caridad. Rescataste un alma confundida y llevaste luz a su vida. Para la próxima, no te involucres con personas emocionalmente inestables. Deja que solitas se curen, porque nadie sabe para quién trabaja.


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