Ahora que el mundo del siglo XXI soporta la nefasta experiencia de la guerra de Rusia contra Ucrania conviene tener más presente que nunca a la ciencia de las Relaciones Internacionales (RRII) que nos da una visión cabal de lo que sucede con el poder internacional siempre apetecido por los actores internacionales en permanente pugna por dominarlo. Las RRII estudia, entonces, todos los fenómenos dialécticos que se producen en la interacción entre los diversos actores del sistema internacional como está sucediendo en estos momentos entre los más relevantes por su nivel de posicionamiento en el globo, esto es, Estados Unidos, Rusia, China, India, Francia, etc, todos con agenda propia sobre el asunto de Ucrania. Una primera cuestión sustantiva de fondo que no puede ser soslayada es que las guerras siguen tan vigentes como hace 2000 años. La sociedad internacional sigue el decurso de los procesos bélicos por más que las naciones en el marco de la ONU se esfuerzan por el mantenimiento de un statu quo de paz y tranquilidad internacionales como fue consagrado en la histórica Carta de San Francisco de 1945 al final de la Segunda Guerra Mundial. Esta realidad inevitable lleva a los Estados hegemones a adoptar posturas con el objetivo de ganar más poder y si corresponde compartirlo como se hizo en la Conferencia de Yalta al final de la SGM en 1945 -en la península de Crimea anexada por Rusia en 2014-, siempre prefiriendo que sea lo menos posible porque el poder es lo que nadie quiere compartir. En segundo lugar, no me cabe la menor duda que la guerra R-U está llevando a la humanidad a experimentar el advenimiento de un nuevo Orden Mundial, a mi juicio, aún en construcción, cuya consecuencia será inevitablemente, la recuperación de EE.UU. como la superpotencia planetaria o su desplazamiento inexorable por otro Estado que gracias a los procesos dialécticos -pugnas y guerras-, se vaya acomodando en su nuevo rol en el cosmos. Esta circunstancia conflictual en Europa del Este, además, va de la mano de un nuevo paradigma en las RRII que todavía no logramos identificar plenamente pero que por la guerra R-U, determinará el nuevo rostro del mundo.