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Hace unos días se reunieron las comisiones de Transportes y de Defensa del Consumidor del Congreso para que el ministro Bruno Giuffra explicara el terrible accidente en el serpentín de Pasamayo, donde murieron 52 peruanos.

Durante la sustentación, el congresista Yonhy Lescano increpó al ministro Giuffra por lo poco que, según él, hace el MTC para evitar los accidentes. Lescano le dijo a Giuffra: “Le puede causar gracia a los lobistas entreguistas la muerte de 52 peruanos. Se ha venido a reír acá. Eso no se hace por respeto a los deudos de los pasajeros. Me parece un insulto y se debe ir a su casa” .

Ante ello, el ministro le contestó que era de él de quien se reía y no de los deudos, menos de los fallecidos.

Debido a la respuesta del ministro, el presidente de la comisión increpó a Giuffra diciendo que este le debía respeto al congresista Lescano, pues ellos “eran elegidos por el voto popular y los ministros designados a dedo”.

El incidente terminó con Giuffra pidiendo respeto para los ministros.

No me voy a detener a hablar de Lescano, pues todos conocemos a este congresista y sería inútil. Más bien quiero llamar la atención por el comentario del congresista Roy Ventura, quien señaló que se debe respetar a los congresistas porque han sido elegidos por voto popular.

No, señor congresista. A las personas se les respeta porque son personas y porque el respeto es un derecho humano, por el que se considera y valora a otro aunque no se comparta lo que hace. Respeto es aceptar a la persona sin pretender cambiarla. Es ser capaz de entender las diferencias entre personas, pero reconocer que como miembros de una sociedad somos iguales.

Sería muy útil que algunos congresistas aprendan lo que es el respeto, pero sobre todo que lo practiquen.