Ayer por la tarde dejó el penal de Ancón I el empresario y antiguo asaltante Zamir Villaverde, quien ha obtenido su libertad a cambio de contar todo lo que sabe acerca de las andanzas del presidente Pedro Castillo y de los demás miembros –entre ellos el prófugo exministro Juan Silva– de lo que el Ministerio Público considera es una organización criminal dedicada a robarle al Estado desde el primer día en que llegaron al poder.
Es evidente que Villaverde sabe cuidarse muy bien. Sus oscuros antecedentes lo delatan. Además, cuenta con su propia empresa de seguridad. Sin embargo, eso no quita que por cuenta del Ministerio Público y la Policía Nacional, la integridad de este sujeto tenga que ser muy bien preservada a fin de que no sea “silenciado” antes de que hable y aporte las pruebas que su abogado afirma que posee. Algunos audios ya los hemos ido conociendo.
Recordemos que la lobista Karelim López, otra de las personas que viene aportando pruebas sobre la participación de Castillo en esta presunta red criminal, ha recibido ya dos amenazas de muerte. Una se dio cuando declaraba al Ministerio Público hace unos meses, y la otra en la mañana del último lunes. Ella cuenta con resguardo de la Policía Nacional en vista que lo que sabe afecta a gente muy peligrosa que se encuentra en el entorno del poder.
Cuando las mafias están desesperadas y ven cerca su final, son capaces de cualquier cosa. Recordemos cuando la banda criminal a cargo del hoy recluso César Álvarez, entonces gobernador regional de Áncash, eliminó a balazos al exconsejero regional Ezequiel Nolasco para silenciarlo. Hoy las vidas de Villaverde y de López corren peligro al tener en sus manos no solo el eventual desplome del gobierno, sino la pérdida de libertad de mucha gente.
Si Villaverde ha logrado su libertad pese a estar tan comprometido en graves delitos, es porque sabe mucho sobre personas bien poderosas, entre ellas el propio jefe de Estado, quien ante el Ministerio Público ha dicho no conocer al hoy liberado empresario, pese a que una foto de ambos en la casa de Sarratea indica lo contrario. La red criminal que según la fiscalía encabeza el presidente Castillo, está camino al abismo, pero antes puede dar manotazos de ahogado. Cuidado.