La facción de la izquierda agrupada en Juntos por el Perú, con Verónika Mendoza a la cabeza, no ha pasado la valla electoral por decisión soberana de los electores que les han dado las espaldas en las urnas, por lo que resulta poco serio y bastante irresponsable para la democracia salir a deslizar la posibilidad de maniobras para dejarlos fuera del Congreso, tras insistir en que sí han pasado la valla y que hará “prevalecer el sufragio popular”.

Los de esta agrupación deberían explicar primero, con pruebas, quién habría metido la mano en el conteo de votos y decirnos también a los peruanos qué intereses habría y de quién como dejarlos fuera de un Congreso al que han sí entrado sujetos como los de Unión por el Perú (UPP), que hablan de liberar a Antauro Humala y de fusilar a presidentes corruptos. ¿No pasa nada si entran los “etnocaceristas”, pero hay problema si entran Julio Arbizu y compañía? No veo la lógica.

Además, en el mejor de los casos, la bancada de Juntos por el Perú iba a tener apenas cinco legisladores, dos de Lima y tres del interior del país. ¿Alguien se arriesgaría a meter la mano en los votos y las actas para frenar a esta pequeña y poco significativa presencia en el nuevo Parlamento? No salieron elegidos y punto, como les paso a Fuerza Popular, Solidaridad, Contigo, PPC, Apra y tantas otras agrupaciones que no han salido a quejarse.

Más bien en Juntos por el Perú deberían buscar las causas de su derrota no en “el inesperado cambio durante el conteo de votos”, sino en alianzas tóxicas como las de la señora Mendoza con personajes como Vladimir Cerrón, y en la ausencia de deslindes con dictaduras nauseabundas como las de Venezuela, Cuba o Nicaragua, todas ellas violadoras de derechos humanos, hambreadoras y corruptas. Y ni qué decir del apoyo que les dio en redes el asesino Peter Cárdenas Schulte.

La gente no es tonta. Es irresponsable que atribuyan su derrota a maniobras inexistentes, lo cual echa sombras a todo un proceso y por lo tanto a la legitimidad del próximo Congreso que, si bien en lo personal creo que no es el ideal, es lo que el voto popular ha establecido, guste o no. Un poco más de espíritu democrático no vendría bien a los partidarios de la señora Mendoza, quien ha tenido un patético papel como “lideresa” de una de las múltiples facciones de la izquierda que existen en el Perú.

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