Si bien el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia emitió un pronunciamiento donde lamentó los dichos del director de Soberanía Territorial de dicho país, Diego Felipe Cadena Montenegro, quien cuestionó la soberanía peruana de la isla Santa Rosa, es importante destacar que este impasse haya puesto en relevancia el poco interés que le da el gobierno peruano a sus fronteras.
El abandono que vive esta parte del país, y la mayoría de fronteras ubicadas en la Amazonia hace que quienes la habiten tengan que salir del Perú para recibir atenciones básicas que el país debería brindarles.
Leticia y Tabatinga, ciudades colombiana y brasileña, respectivamente tienen años de desarrollo por encima de su par peruana, precisamente, Santa Rosa. Para empezar, ambas cuentan con aeropuertos.
En Leticia y Tabatinga estudian la mayoría de menores que viven en el lado peruano. Los vecinos de Santa Rosa se atienden en hospitales del lado colombiano o brasileño y sus jóvenes estudian en universidades de esos países porque en el lado peruano no hay nada para ellos.
El Congreso, en vez de pedir enviar más militares a la zona, debería exigir al gobierno que cumpla su labor y dé servicios a estos peruanos que, pese al abandono, siguen queriendo a este país y protestan por intromisiones como la ocurrida hace unos días.