A ningún peruano medianamente informado le debería sorprender que tengamos un gobierno como el de Pedro Castillo, dedicado por estos días a promover a través de un personaje tan nefasto como el premier Aníbal Torres, la violencia en las calles para tapar sus evidentes nexos con la corrupción y su comprobada incapacidad para llevar las riendas de un país en crisis que necesitaba de una gestión a cargo de los mejores cuadros.

Qué se podía esperar de la administración de un agitador profesional como el profesor Castillo, que realizó una absurda huelga de maestros con un sindicato infectado por terroristas reciclados bajo las banderas de Movadef, un grupo de fachada de la banda armada Sendero Luminoso. Un tirapiedras y quemallantas que solo sabía levantar el puno para decir cualquier cosa, es el presidente del Perú. ¿Sorprende que su premier llame a ronderos para hacer revueltas callejeras? No debería.

Respecto a las uñas largas, recordemos que Castillo llegó al poder por el partido Perú Libre, que lidera el sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón, un sujeto que además había resultado siendo millonario. La congresista Kelly Portalatino nos quiere hacer creer que su fortuna se debe a su trabajo como neurocirujano. El profesor cayó en Palacio de Gobierno también con el apoyo de lo que el Ministerio Público sindica como la banda “Los dinámicos del Centro”. ¿Esperaban honradez de este señor?

Y sobre la incapacidad de Castillo y su gobierno para llevar las riendas del país, lo que estamos viendo es solo una proyección de la campaña electoral, en que el candidato del lápiz no fue capaz de dar una sola entrevista porque era consciente que no podía articular muchas ideas. Además, no olvidemos que jamás pudo presentar un equipo técnico coherente y a la altura del reto de sacar del hoyo a un país arrasado por la pandemia. ¿Se acuerdan de Juan Pari?

Lo que estamos viendo ahora, en que Palacio de Gobierno se ha convertido casi en una guarida de donde un gobierno incapaz convoca a movilizaciones por las calles para que sus rostros visibles no acaben tras las rejas, es tal como se veía venir. Otra cosa es que muchos no lo hayan querido ver. El país hoy está en las peores manos y lo único que queda es buscar una fórmula constitucional producto de un acuerdo político, para salir de esto.

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