GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Hesíodo, poeta y exponente de la mitología griega, señalaba: “No fuera yo justo entre los hombres ni mi hijo lo fuera, cosa mala es, ser justo, si el más injusto va a salir ganando”.

Hacía esta reflexión porque pensaba que los hombres encierran cierta maldad y estaban llamados a autodestruirse. No obstante, dicha frase contiene algo mucho más valioso, la esperanza de que la justicia podrá evitar la destrucción del hombre y, con ello, de la sociedad. Lastimosamente, hoy vemos como la justicia se debilita y el derecho pierde su esencia como defensor de la vida y la libertad. No hay justicia cuando se degrada el uso del derecho para perseguir y privar de libertad a enemigos políticos, tal como viene ocurriendo con la lideresa de la oposición en nuestro país, la señora Keiko Fujimori, y ocurrió con el desaparecido expresidente AGP. Los principales órganos de nuestro sistema de justicia, es decir el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial y el Ministerio Público, han fijado posición respecto de los supuestos de la prisión preventiva, estableciendo en sus resoluciones extremos que de cumplirse significarían la excarcelación de Keiko Fujimori.

No es un hecho menor que los fiscales del Equipo Especial “Lava Jato”, quienes solicitaron prisión preventiva contra Keiko, hayan sido rectificados por una instancia superior de su misma institución, un fiscal supremo titular ha pedido se declare fundada la casación presentada por la defensa de Keiko, lo que significa estar de acuerdo con su libertad. Como ocurrió semana atrás con un magistrado, ahora la aplanadora mediática y un “oportuno” audio que no revela nada, cual espada de Damocles, determinó que otro magistrado se aparte de resolver sobre la libertad de cuatro ciudadanos, a pocas horas de la vista de la causa.

¿Se quiere un colegiado afín? ¿Se quiere otro fiscal supremo que rectifique al que hoy padece linchamiento mediático?

La seguridad jurídica permite tener cierta certeza razonable sobre los márgenes en que actuarán las instituciones públicas, y los límites dentro de los cuales los individuos nos desenvolvemos; de existir, tendremos paz social, ¡¡¡seguridad jurídica, señores!!!