Ayer se cumplieron seis meses del anuncio del primer caso de coronavirus en el Perú. Lejos estábamos esa mañana del viernes seis de marzo de 2020 de imaginar que la emergencia duraría tanto tiempo, que se llevaría a miles de peruanos y que pondría nuestra economía a niveles de pesadilla. A medio año de ese suceso, seguimos atravesando una crisis pocas veces vista en nuestra historia.

En los últimos días ha surgido una pequeña esperanza a ver la reducción de fallecimientos en algunas zonas del país. Sin embargo, sería un error caer en triunfalismos, especialmente de parte de los voceros del gobierno. La semana que pasó el presidente Martín Vizcarra dijo que estábamos en la parte final de la emergencia, lo cual podría no ser cierto.

Recordemos cuando a inicios de la pandemia se nos decía que el día más crítico sería el 21 de abril o cuando a mediados de mayo se anunció que habíamos llegado a la “meseta”. Con esa experiencia, el más escéptico debería ser el propio Poder Ejecutivo, mientras que los ciudadanos deberíamos actuar con mayor rigurosidad a fin de evitar los contagios.

Todos queremos salir de esta crisis y queremos ser optimistas. No obstante, hay que ser realistas. Lo más conveniente por ahora es no bajar la guardia e insistir a nivel personal y familiar, con los protocolos sanitarios. Usemos mascarilla, mantengamos la distancia y salgamos de casa solo para lo esencial.

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