Durante mi breve paso por el Congreso 2020-2021 me opuse por meses a la aprobación de semanas de representación, desde mi posición como vocero y miembro de la Junta de Portavoces, fui el único que no aceptó cobrar el bono de representación y además presenté un proyecto para eliminar esta y otras gollerías. En toda esta lucha, estuve solo pero creo que llevé la voz de millones de peruanos. Desde la implementación de la famosa “Semana de Representación” se observan casos en donde el congresista usa el tiempo y los recursos para su beneficio personal. Algunos buscarían quedarse con una “tajada” del gasto inventando actividades que no existieron o duplicándolas (Caso Daniel Salaverry), otros aprovechan el pánico para viajar a hacer turismo (Caso Susel Paredes y Edward Málaga), algunos para “reforzar” sus relaciones laborales (Caso Darwin Espinoza) y otros para crear sus partidos políticos como Flor Pablo, Isabel Cortez y Pasión Dávila.

Estos casos confirman que la Semana de Representación no funciona, no ha servido para fortalecer la relación entre representantes y representados sino que ha servido como una gollería para los congresistas. Sobre esta situación hay que ser muy firmes y coherentes: Ningún parlamentaria debe utilizar fondos o recursos públicos para su beneficio. El cinismo con que Isabel Cortez y Flor Pablo han justificado su aprovechamiento también debería ser castigado. Pero la izquierda sirve solo para criticar al adversario pero no para hacer un mea culpa ¿Hasta cuando esperaremos que el partido Lo Justo y el Partido Obrero tomen acciones y retiren de su militancia a estas dos personas que han cometido una falta tan grave?