Para los que han pasado afirmando que la amenaza de Sendero Luminoso era un invento de ciertos nostálgicos del fujimorismo y de la mano dura, ahí tienen ante sus ojos el grave problema que esta banda criminal viene generando al Estado al haberse infiltrado en el sindicato de docentes con la huelga indefinida que llevan a cabo y que no tiene solución a la vista. Pero el peligro va más allá.

Y es que en los últimos años el Movadef no se ha limitado a tratar de inscribirse como partido político, a exigir la liberación de Abimael Guzmán y de otros criminales, a marchar por las calles o a presentar libros relacionados con Sendero Luminoso. Ahora, ante la pasividad del Estado, sus miembros han apuntado a infiltrarse entre los docentes que tienen a su cargo la formación de los niños y jóvenes más pobres del Perú.

¿Alguien en este momento puede garantizar que esos docentes no están regando en las aulas la ideología criminal de Sendero Luminoso? ¿Quién se hace responsable por las lecciones que vienen recibiendo los escolares de Puno, Cusco y Arequipa? ¿Cómo es posible que hasta el ministro del Interior, Carlos Basombrío, reconozca en televisión que el sindicato más radical de profesores es un brazo del Movadef y nadie haga nada al respecto?

La huelga de docentes ha puesto ante los ojos de los peruanos la manera en que Sendero, la sanguinaria banda terrorista, ha logrado infiltrar la educación pública desde el lado de los docentes, y esa situación no es broma. ¿Qué está esperando el Estado para sacar de las aulas a esa gente? Si han firmado el padrón del Movadef, ¿qué hacen dictando clases? ¿Qué estamos esperando?