Escuché el discurso del general PNP, Oscar Arriola, jefe de la Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE), en ocasión del 25° aniversario del rescate, por comandos de élite de nuestras FF.AA. de los 72 rehenes retenidos en la embajada de Japón por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA. El general Arriola dijo que se arrepentía de no calificar a Sendero Luminoso de “Partido Comunista” sino únicamente como grupo terrorista. Lo que debe saber es que jamás SL ha sido un partido político. Afirmarlo es ponerlo en el mismo nivel que el APRA, Acción Popular o la Izquierda Unida y eso es inaceptable. El error ha sido seguramente por leer el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) que siempre llamó a SL “Partido Comunista del Perú”. Es verdad que la CVR dijo que SL era el mayor responsable de los actos terroristas en el país, pero lo consideró como partido político que realiza actos terroristas y no como grupo terrorista, lo que jurídicamente es distinto. Si seguimos diciendo que SL es un partido lo único que está consiguiéndose es que sus miembros sigan recurriendo a la Corte Interamericana de DD.HH. para declararse perseguidos políticos. El general Arriola, sin querer queriendo, ha pisado el palito que era lo que los terroristas siempre están buscando para su defensa en la Corte IDH. El terrorismo en nuestro ordenamiento legal es la práctica delictiva del terror y está tipificado. Pegado a este antijurídico, yace la apología del terrorismo, al que algunos leguleyos quieren restringir su alcance, lo cual es un grave error. El Estado peruano se libró de Sendero Luminoso en su fase armada, pero eso no fue suficiente. El gran responsable de que las nuevas generaciones no rechacen con convicción la monstruosidad de Sendero Luminoso es el Estado, pero éste se ha dormido en sus laureles. Costó y mucho encarcelar a la cúpula terrorista que ensangrentó el país por más de una década. También ha pasado con la insurgencia que es un derecho consagrado en la Constitución de 1993 (Art. 46°). Los terroristas invocan en las instancias supranacionales que son insurgentes y acopian una impresionante literatura del propio Estado peruano sobre las actividades contrainsurgentes, sosteniendo persecución. Es impresionante como el Estado peruano se dispara a los pies.

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