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- ¿Es tu hija, Alejandro (Toledo)?

- No.

¿Por qué nos mienten los políticos? En los últimos días, el congresista Yonhy Lescano, gracias a su sutil propensión a hablar de más, nos ha dado más que suficientes herramientas para confirmar que miente sobre el caso de acoso sexual del que se le acusa. Remitámonos a los hechos. Juguemos a Poirot un rato.

1. Ha negado categóricamente ser el autor de los mensajes. Al menos de la primera conversación, realizada a las 12 a.m.: “A veces llego a mi casa 12:30 a.m. de las entrevistas, entro un rato, hablo con mi esposa, y en ese momento los policías tienen el celular”, declaró en Cuarto Poder. Según el congresista, el autor del mensaje sería un tercero, “gente que cuida los negocios por ahí”, o que limpia los carros. Aclaremos algo. El señor Lescano vive en Surco en una calle residencial. ¿De qué “negocios de por ahí” hablamos?

2. Su equipo de seguridad ha negado haber tenido posesión del teléfono durante la noche. La hipótesis de que el personal de seguridad del Estado peruano se “descuidó” y dejó que un extraño manipule el celular solo para solicitarle fotos indecentes a una periodista a quien, casualmente, el congresista ha admitido haber hecho bromas “subidas de tono”, es inconcebible. Lescano miente.

3. Lescano pidió sanción ejemplar para Mamani y López Vilela. En ese contexto, declaró que nuestro Congreso “por lo menos debería dar un mensaje de protección a todas las mujeres del Perú”. Bravo, señor Lescano. En eso, al menos, estamos de acuerdo. Ahora le toca ser congruente con sus palabras y hacernos sentir ese mensaje. Sométase a la justicia.

Los peruanos sabemos que las mentiras desfilan por las bocas de nuestros políticos como hormigas en espiral. Pero no se equivoque, señor Lescano. Sabemos reconocerlas. Y no nos gusta que nos mientan.