El imaginario popular atribuye al sabio Antonio Raimondi la frase “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro” y sí, la riqueza del suelo, subsuelo y el mar peruano así lo demuestran, pero el problema está en que, de un tiempo a esta parte, el país está sentado también en una bomba de tiempo integrada por los conflictos sociales.

En el frente externo, la semana pasada, la premier Mirtha Vásquez hizo una labor loable al calmar varios de estos estallidos, pero debemos recordar que la mayoría de ellos que fueron azuzados, en gran medida, por su antecesor y el propio presidente Pedro Castillo cuando aún era candidato a la primera magistratura del país.

El paro cocalero en Puno y las protestas antimineras en Ayacucho son dos de estos hechos y tienen un mismo trasfondo: las promesas de campaña de un partido que ahora, al ser gobierno, se da cuenta de que está imposibilitado para cumplir su ideario pese a que se le advirtió, desde varios frentes, que sus ideas estaban completamente desfasadas.

Pero en el frente interno, el gobierno también tiene otras bombas de tiempo por desactivar. La refriega, en su primera acepción, entre los personajes del partido y la gestión es una de ellas y parece que seguirá agudizándose.