Muy suelto de huesos, el presidente del Congreso, Alejandro Soto Reyes, recoge un rumor esparcido por el congresista Edgar Tello Montes y anuncia que garantizará “la seguridad de las instalaciones del Parlamento” y que “no permitirá una intromisión de esa naturaleza en el primer poder del Estado”.

¿Qué dijo Tello Montes que ocasionara tan rimbombante respuesta del titular del Parlamento?

Pues este afirmó, en su cuenta de X, que habría una serie allanamientos “motivados aparentemente por la fiscal Delia Espinoza” a las oficinas de los parlamentarios implicados en la trama de corrupción que, según la tesis del Ministerio Público, estaba encabezada por la exfiscal de la Nación Patricia Benavides.

Tello afirma que el objetivo de esta medida “es amedrentar” a los congresistas que firmaron una denuncia constitucional contra Espinoza y denuncia un “show mediático” sin reconocer que él es uno de los 14 parlamentarios investigados en esta trama que habría vendido sus votos a la entonces jefa del Ministerio Público a cambio de impunidad.

Preocupa que el presidente del Congreso anuncie que cometerá un delito, pues eso es lo que se configura al obstruir las investigaciones de un caso de corrupción tan importante para el país, y que ninguno de sus colegas se haya planteando censurarlo y retirarlo de la Mesa Directiva.