Todos los días, de 4 a 6 de la tarde, Osvaldo Cattone ensaya religiosamente su papel en “El rey se muere” de Eugene Ionesco, obra que estaba a punto de estrenar cuando se inició la pandemia. “Si bien todo parece lejano, algún día será, y hay que estar preparado”, dice el actor como para justificar su rutina, y sobre todo, para reafirmar que no guarda espacio para la desesperanza. Él es el vivo ejemplo de aquellos seres únicos e irremplazables que forman parte del mundo del teatro y que resisten, no quieren tirar la toalla, esperan pacientemente que las salas abran sus puertas para seguir con su oficio noble y mágico. Pero ayer, cuando todos pensaban que poco a poco los integrantes del mundo del entretenimiento empezaban a salir del hoyo, se dieron con la ingrata sorpresa de que tendrán que esperar. Escucharon impávidos que aumentaron el aforo en restaurantes, centros comerciales, tiendas y se autorizaron viajes internacionales con pasajeros uno al lado del otro; pero los teatros no. Ni con la mitad de espectadores, ni espaciando la ubicación de los asistentes; ‘puede ser peligroso aún’, opinan las autoridades del sector que controlan la emergencia sanitaria. Pero habría que recordarles a quienes toman estas decisiones que ya han pasado seis meses, medio año en el que no solo el teatro, toda la industria ligada al entretenimiento, se encuentra en crisis absoluta a pesar de la ayuda económica del Ministerio de Cultura, que siempre será insuficiente. Si bien, y lo comprendemos, lo prioritario es evitar el contagio del nuevo coronavirus, podrían encontrarse propuestas para ir moviendo un sector que está totalmente deprimido. Mientras, las buenas noticias aún no llegan, la mayoría de actores, cantantes, músicos, productores, gestores culturales, no se ha puesto a esperar que el auxilio venga del cielo. Siguen presentando sus espectáculos virtuales y propuestas online que han contribuido en alguna forma para que puedan enfrentar la crisis. Otros han tomado las calles como escenario y han encontrado la solidaridad, y la mayoría, como el buen Cattone, desde el fondo de su corazón, sueñan con el día en el que vuelvan a sentir el aplauso del público,,y siguen esperando ese día del estreno desde lo más profundo de su corazón.