“Castillo, atiende el conflicto social Las Bambas. 9 mil perderán su trabajo”, se lee en una pancarta de un manifestante, quien pide retornar a sus actividades mineras luego de casi un mes de paralización de la extracción de cobre en la mina ubicada en la región Apurímac.

Las protestas se multiplican y trabajadores de MMG Las Bambas recorren las calles en Lima, Cusco y Arequipa exigiendo se solucione el conflicto social para continuar con las operaciones de la minera.  Ante ello, el Gobierno, como tantas veces, no tiene capacidad de reacción para resolver este problema. Sin diálogo y sin acuerdos con las comunidades campesinas, será difícil que todo vuelva a la normalidad. Esta situación no solo afecta fuertemente la economía peruana sino también a miles de familias que se quedan sin sustento económico.

Es evidente que el Gobierno se ha caracterizado por no tener la dosis de eficacia necesaria para afrontar estos conflictos, lo que significa que el reto de solucionar este problema de Las Bambas sea un calvario de difícil tránsito. De esta forma la crisis en un sector tan importante para nuestra economía solo genera más inestabilidad para el país. A estas alturas nadie confía en la capacidad del presidente Pedro Castillo y su gabinete para revertir esta situación.

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