Como era de esperarse, ayer no se presentó ante la Fiscalía la investigada Yenifer Paredes, la cuñada del presidente Pedro Castillo, quien tiene mucho que explicar sobre sus nexos con una constructora dudosa que ganó contratos con el Estado luego que ella se apareció con chaleco de la empresa promoviendo obras en la región Cajamarca, una función que para nada le corresponde así los ministros-escuderos digan lo contrario.

Esta actitud no sorprende, pues es compartida por toda su familia comenzando por el propio jefe de Estado, quien a toda costa ha tratado de no ser investigado por presuntos actos de corrupción. Incluso busca llegar al Tribunal Constitucional para bloquear a la Fiscalía. Como no lo ha logrado, ha optado por responder con ambigüedades y monosílabos, tal como sucedió el 17 de junio ante dos fiscales supremos, tal como dio cuenta Willax el domingo último.

También tenemos a la primera dama, Lilia Paredes, hermana de Yenifer, quien semanas atrás no respondió ante el Ministerio Público en calidad de testigo en una investigación por lavado de activos. Ese día se negó a escuchar las preguntas de la fiscal Luz Taquire. Hay que reconocer que el viernes último sí acudió a una diligencia rodeada de al menos 50 policías, incluso antimotines. Pero al menos fue.

Y no qué decir de los sobrinísimos, especialmente Fray Vásquez, el gran amigo de Zamir Villaverde que anda prófugo diciendo que es víctima de persecución política. Ha optado por evadirse y no dar la cara para aclarar las cosas. Evidentemente no puede hacerlo porque el Ministerio Público ya sabe muy bien el rol que jugada en esta mafia dedicada a levantarse del Estado todo lo que esté a la mano desde el primer día en el poder.

Las evasivas de esta familia no hacen más que incrementar la sospecha de que son culpables de todo o más de lo que se les acusa. El que nada tiene que temer ni ocular, colabora con la justicia y punto. Tampoco se niega a que le levanten el secreto de sus comunicaciones, como ha hecho el mandatario. Las leguleyadas, recursos, dilaciones y defensas pintorescas como la de ciertos ministros para el olvido, sin duda están hundiendo a esta familia que –no tengo la menor duda– va a terminar muy mal.