Sin salida

Al soltar un discurso fuera de toda realidad y evidenciar una completa falta de escrúpulos para decir cosas como “llenaremos todo el país de parques industriales”, lo que se ha puesto en evidencia es que, como en el 2006 y el 2011, Humala cree que es legítimo decir lo que fuera por el solo hecho de estar ya en campaña electoral.

Así como prometía agua en vez de oro o gas a 12 soles, hoy nos dice que somos líderes económicos en la región y que se ha invertido en infraestructura “más que en todos los gobiernos anteriores”. Sabe que el papel aguanta todo y que las palabras se las lleva el viento. Sabe que hay poca retención en la población por las cifras y los anuncios y busca paliar deficiencias ostensibles, como la ola de asaltos y el aumento de precio de las principales subsistencias, con demagogia pura y barata, con fines típicamente electorales.

¿Cuál sería allí su objetivo? ¿Buscar empoderar candidatos segundones? ¿Volver a la monserga de la reelección conyugal, forzando al JNE a pronunciarse al respecto, con el coadyuvante de que su presidente ya adelantó opinión? Quizá ninguna de esas variables, y limitarse solo a que no sea Alan García ni el fujimorismo. Ya hemos visto cómo su diezmada bancada ha pasado de ser la más grande y la siempre ganadora a una simple propuesta anti contra sus cucos de la oposición. Hoy vemos que en lugar de consolidar una candidatura electoral, su obsesión está en inhabilitar a como dé lugar a Alan García, para lo cual han desatado una campaña grosera en su prensa chicha.

Sin propuestas, sin candidatos, sin saber nada que hacer, el nacionalismo es un agonizante que solo espera resignado la hora de ser conducido al cementerio de la historia.