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Uno escucha al primer ministro Pedro Cateriano convocando a los partidos a una nueva “ronda de diálogo” y es casi imposible pensar que esto se traduzca en algo más que una colección de fotos para adornar la portada de El Peruano. Si nos guiamos por la conducta del presidente Ollanta Humala y su bancada -que actúan con la misma displicencia política de quienes creen que aún controlan el Congreso, pobres ciegos- se entiende por qué, más allá de la buena fe del jefe del gabinete, a nadie en el humalismo le importa un rábano llegar a consensos que garanticen una gestión más ordenada desde el Ejecutivo y la convocatoria a elecciones sin sobresaltos.

Basta oír a la vicepresidenta Marisol Espinoza y a Daniel Abugattás pidiendo la cabeza de la ministra de Energía y Minas, a Omar Chehade pulverizando en los medios la estrategia legal de la Primera Dama en el tema de sus agendas, y constatar que en la bancada hay -cuando menos- media docena de otrora activos escuderos que ya no contestan el teléfono evitando así defender a sus jefes. A Cateriano le urge antes que nada dialogar y pactar con los propios congresistas del oficialismo. Sí, pues siendo hoy 31 (de los 47 que llegaron en julio de 2011), solo asisten a votar 24, tal como se vio con el informe Belaunde Lossio (tan lesivo a las expectativas de Ollanta y Nadine). Si Cateriano no puede conseguir el apoyo de la propia bancada humalista, ¿cómo logrará algo más que una foto con Keiko, García o PPK?

El Presidente puede decir todo lo que quiera en su mensaje a la Nación, pero lo que cuenta son los gestos políticos, y él ha preferido irse a Nueva York para hablar ante la ONU cuando aquí las papas queman políticamente y tiene que humillarse en entrevistas de TV gestadas con el único afán de “quemar” las primicias de los dominicales. No en vano Kuczynski le exigió a Humala, a la salida de la reunión con Cateriano, que se haga cargo de sus obligaciones y deje de priorizar la defensa de Nadine, dado que es él a quien le toca gobernar. Dejen de pensar en fotos que, más temprano que tarde, no le servirán a nadie.

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