Si en el norte del Perú hay algún sector que representa a la histórica incompetencia y dejadez de las autoridades frente a las lluvias y los desastres que traen, ese es sin duda el barrio El Chilcal, en el casco urbano de Piura, que por estar ubicado en una zona baja es el primero en inundarse ante cada lluvia fuerte como la ocurrida en las últimas horas, que trajo 85 litros de agua por metro cuadrado, un diluvio que había sido advertido desde varios días atrás.

Estuve en El Chilcal a inicios de 1998, como reportero de un diario de esta casa editora que cubría información en las zonas vulnerables de Piura ante la inminente llegada de El Niño que ese verano golpearía el país. Fue dramático escuchar los testimonios de los vecinos que relataban que en 1983 sus casas quedaron cubiertas de agua hasta la mitad, y que temían que 15 años después les suceda lo mismo. La única “defensa” que tenían era una motobomba que no funcionaba, por lo que había sido bautizada como la “motobamba”.

Semanas después la urbanización El Chilcal quedó inundada nuevamente. Camas, cocinas, refrigeradoras, computadoras y vehículos, todo se llevó ese “Niño” devastador de fines de siglo. La “motobamba” que debía succionar el agua y que fue colocada por alguna autoridad local como gran medida de precaución y de defensa de la población, no sirvió para nada, solo para generar indignación y también mofa en medio del drama que se repitió en 2017 con el Niño Costero.

En las últimas horas El Chilcal ha terminado, otra vez, cubierto de agua. Sucedió luego de la descomunal lluvia que cayó en Piura en la noche del domingo y madrugada del lunes. Se sabía lo que iba a pasar en el norte, se conocía también que este sector es uno de los más vulnerables de la ciudad, pero como en el pasado nada se hizo y se abandonó a su suerte a quienes hoy son damnificados por partida cuádruple. Se había ofrecido no solo una “reconstrucción”, sino una “con cambios”. Pero todo ha sido un gran cuento.

Pero lo ocurrido en ese sector de Piura es solo un ejemplo de que hasta el momento el Estado no ha funcionado para encontrar soluciones a un drama reiterativo de miles de peruanos, a los que no se les puede pedir que crean en sus presidentes, gobernadores, alcaldes y congresistas. Están a merced del clima caprichoso y de décadas de desidia, corrupción e incompetencia. Nadie merece eso.

El Estado no ha funcionado para encontrar soluciones a un drama reiterativo de miles de peruanos



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