Tarados todos

Tarados los electores, que no sabemos votar, que buscamos labia, simpatía, “frescura” o cinismo, pero muy pocas veces experiencia y templanza, atributos clave en cualquier político. Tarado el oficialismo, que juega al todo o nada sin contar con una mayoría propia y leal, que quiere hacer lo que le place sin tener liderazgo, respaldo social y suficientes aliados para lograr sus objetivos (¡en qué mundo viven!). Y tarada la oposición, que cree que acorralando al Gobierno (debilitado políticamente y desorientado en varios campos) aumenta su cotización entre los electores y se ubica a tiro de piedra para llegar al poder.

Sin embargo, mientras congresistas y ministros juegan a la reyerta vocinglera como ayer, el ciudadano promedio se debate entre la inseguridad que lo agobia y un horizonte económico incierto. Al momento de escribir estas líneas, aún continuaba la turbamulta alrededor del premier Pedro Cateriano en el Congreso. Inteligentemente se descartó el posible cierre del Parlamento, pero el escenario es negativo para un Poder Ejecutivo al que le resta un largo año de gestión y no puede seguir, como ahora, atado de manos.

Lo acontecido en lo que va del año constituye un disuasivo para cualquier potencial inversionista, el tipo de socio que necesitamos para dejar atrás el estancamiento económico y generar recursos que permitan seguir atendiendo graves déficit sociales. Empero, como se ve a diario, Gobierno y oposición están en otra nota.

El presidente Humala y su principal asesora -quien es, además, presidenta de su partido- son grandes responsables de lo que vivimos, pero no son los únicos. Alan García, Keiko Fujimori y Alejandro Toledo también fracasaron en plasmar una clase política como la que el país necesita. La oposición sabe golpear, pero no proponer. Entra al debate, pero con pocas ideas y muchas acusaciones. Todo ello desgasta a un país que, por si lo han olvidado o no les importa, les tomará cuentas en abril del próximo año. ¡Vaya baldazo de agua helada que se darán muchos!