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Un grave problema que existe desde hace más de dos décadas en Piura se está trasladando a las calles de Lima y si las autoridades ediles no hacen algo al respecto, dentro de poco el caos del tránsito en la ciudad será aún mayor. Me refiero a la aparición de las llamadas “taximotos”, motos lineales que hacen servicio informal de transporte a un pasajero que va sentado detrás del conductor.

En Piura, ninguna autoridad ha logrado erradicar estas motos que por miles circulan por la ciudad llevando pasajeros de manera informal, sin seguro y sin ofrecer alguna garantía para la integridad física de las personas que, por ahorrar unas monedas, abordan estas unidades que ya estamos comenzando a ver en Lima. Todo ello debería ser tomado como una clarinada de alerta. Esta forma de movilidad no puede instalarse en Lima.

Lo más grave es que algunos de estos “taxistas” en motos lineales están respondiendo con suma violencia ante los intentos de fiscalizarlos. En las últimas horas, hemos visto cómo en el límite de Santiago de Surco con Miraflores, específicamente en el óvalo Los Cabitos (Higuereta), se han agarrado a golpes con inspectores ediles del primero de los distritos mencionados, que cuenta con una ordenanza específica que prohíbe las “taximotos”.

Si Lima ya sufre hoy un descomunal caos vehicular, pensemos lo que sería si a ello le sumáramos la invasión de las “taximotos” que ya están circulando y que, además, como vemos, son manejadas por personajes que no dudan en generar actos de violencia en las calles. Tengamos en cuenta que un inspector de la Municipalidad de Surco ha tenido que ser hospitalizado tras sufrir la rotura del tabique nasal.

Todas las personas tienen derecho a trabajar y ganarse la vida, pero bajo esa premisa no pueden violar normas y hacer lo que les dé la gana. Las autoridades limeñas deberían ver lo que sucede en Piura, para que sepan en lo que puede acabar la capital si no ponen freno de una vez al transporte informal de pasajeros en motos lineales. El futuro alcalde de Lima, Jorge Muñoz, ya tiene un reto más para su gestión que empieza en enero.