Múltiples son las comisiones investigadoras que se formaron al interior del Congreso de la República para esclarecer denuncias que vinculan a personalidades con malos manejos; sin embargo, parte de su labor, por lo general, siempre sufre ataques por quienes pretenden trabar el trabajo de sus integrantes para que con ello no se proceda a emitir conclusiones concretas y precisas, como denuncias penales, si el caso lo amerita.

A lo largo de la historia, este tipo de acciones, que podemos calificarlas de leguleyadas políticas, solo aumentaron los niveles de rechazo a los actores del Poder Legislativo, ya que por intereses partidarios tratan de blindar al presunto implicado.

Así es como actúan nuestros políticos de ayer y hoy, quizá los de mañana también imiten el mismo comportamiento que solo agrava la alicaída imagen de los parlamentarios.

En estos últimos días, las investigaciones que se realizan a la presidenta del Partido Nacionalista, Nadine Heredia, están en riesgo y en el mejor de los casos el trabajo de la comisión designada para aclarar el asunto de las cuatro agendas amenaza con dilatarse por la estrategia oficialista de atacar a su titular, Gustavo Rondón, porque -según argumentan- adelantó opinión respecto a las cuentas y movimientos bancarios.

Como era de esperarse, los nacionalistas volvieron al ataque y por todos los medios buscan desacreditar el trabajo del titular de la Comisión de Fiscalización para ganar tiempo, dilatando este proceso que solo generará que no realice su labor en los plazos prudenciales.

¿Es tan difícil aclarar las cosas y ser investigado?

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