Las tensiones entre el Gobierno y los fujimoristas no resisten más encontronazos. El país ya no lo soporta. La economía se asfixia. La inversión se espanta. El Gobierno y el Congreso se olvidaron del país por estar enfrentados. Ni el Gobierno, que no plantea una agenda política y económica que nos devuelva la confianza; ni el Congreso, que aprueba normas mercantilistas como la de la leche en polvo que, desgraciadamente, provocará la subida del precio para los consumidores. Los fujimoristas pierden el rumbo y se olvidan de uno de sus activos más clamorosos: la economía de libre mercado que trajo la C93.

Como decía Fernando Rospigliosi, PPK tenía dos caminos: confrontar o conciliar. Tibios y timoratos, quisieron ir por el camino de la confrontación. Malos consejeros. Enanos mentales.

Porque, para empezar, este gobierno no tiene cuadros ni operadores. Un Congreso cerrado y unas elecciones parlamentarias, además, habrían terminado de liquidar nuestra economía. Todo parado. Todo mal.

“The time to do it is about now” (“El tiempo de hacerlo es ahora”), le dice PPK a The Economist mientras cierro este artículo. Con un indulto a Fujimori, PPK va por la conciliación. Baja la polarización y debe darle mejor margen de maniobra con Fuerza Popular. PPK debe conseguir que la economía, ahora sí, se destrabe. Lo dijimos aquí en abril, Kenji gana terreno: “Gracias, Señor Presidente PPK. Es hora de voltear la página. Le estaré eternamente agradecido”. Él consiguió el indulto. Le ganó a toda su bancada. Perdieron los promotores de la vacancia y quizá Keiko quede eclipsada por un buen tiempo.