El caso de Eyvi Liset es el nuevo fondo que acabamos de tocar. Antes fueron Lady, Arlette, Milagros, Micaela y Elizabeth. Nos espantamos con cada uno de sus casos, como hoy nos espantamos con Eyvi Liset, mientras el sistema se espantó solo para las cámaras; porque sus fueros permanecieron brutalmente inquebrantables. La Policía, sin embargo, ha sorprendido gratamente con una captura rápida y oportuna. ¿Serán igualmente ágiles el Ministerio Público y el Poder Judicial? Ojalá haya una excepción a la regla de pasar todo por agua tibia, bajo el maldito estribillo de “como no la mató…”; aunque el sentir colectivo de la gente es que será más de lo mismo. ¿Por qué creen que el pirómano criminal Hualpa se atrevió a subir a un bus con combustible, encender a su víctima y de paso cargarse a otros diez? Porque es tan grave el estado de cosas, y la mujer está tan desprotegida por los que deben ser firmes con la ley, que este sujeto se atreve a hacer lo que hizo pues no hay castigo ejemplar para el acoso. ¡Pregúntenle a Arlette por su agresor, el engreído de la justicia ayacuchana! ¡Miren todo lo que pasó Lady con el cobarde de García! Y no me vengan con llamar “loquito” a Hualpa, porque bien consciente estuvo para prenderle fuego a Eyvi Liset, y bastante conectado consigo mismo para orinarse en los pantalones cuando la Policía lo interrogó; no vaya a ser que un juez lo crea inimputable y el desgraciado se sale con la suya, como otros desgraciados. Ya no nos podemos permitir otro fondo y seguir descendiendo, aún más, como sociedad que se olvida del feminicidio y del acoso cuando dejan de ser noticia.