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#NiUnaMenos es una campaña que surge en respuesta a la violencia que sufren las mujeres y a la impunidad de los agresores gracias a un corrupto sistema de justicia. Lamentablemente, la violencia contra niñas y mujeres en el Perú no son hechos aislados, es la norma.

La violencia contra la mujer es un fenómeno mundial que, según la OMS, afecta al 35% de las mujeres del mundo. Un estudio del Banco Mundial demostró que el crecimiento económico no resuelve los problemas de desigualdad de género y violencia. Estos ocurren en todos los países, en todos los estratos sociales y están asociados al control del hombre sobre la mujer y a los roles que cada sociedad asigna a las mujeres. Es una muestra de poder, de superioridad.

De acuerdo con la OMS, el Perú ocupa el tercer lugar, después de Etiopía y Bangladesh, en incidencias de violencia sexual contra la mujer (15-49 años) cuyo atacante es su pareja. Según el Mimdes, 51% de las mujeres en Lima y Apurímac, 52.6% en Junín y 69% en Cusco han sufrido agresión física o sexual por su pareja. Ostentamos el primer lugar en Latinoamérica en denuncias por violencia sexual, con 15,000 peruanas agredidas sexualmente cada año. El 75% de ellas son menores de edad. Sin embargo, el 32% de limeños cree que las mujeres son violadas porque provocaron al hombre. ¿Sabía que la primera experiencia sexual de 1 de 4 mujeres rurales fue forzada?

Uno de los principales problemas en la lucha contra la violencia es la lenidad con la que se trata. Así se cree equivocadamente que esta pertenece al ámbito privado, cuando es doméstica y se justifica sosteniendo que la mujer es la responsable porque lo buscó o porque lo permite. O se cuestiona la calidad moral de la víctima. Tomamos posiciones dependiendo de quién es la víctima y quién el agresor. Así se justifica la agresión o se le pone en duda. Eso hizo Anel Townsend cuando se hicieron públicas las denuncias contra Acuña. Lo hizo también Lourdes Flores, cuando las denuncias contra Pablo Secada. O Caretas, cuando buscó justificar y atenuar lo hecho por Adriano Pozo. ¿Cómo cambiar un país donde los líderes agreden a las mujeres y ellas los justifican? ¿No es acaso violencia contra la mujer no reconocer a un hijo (Toledo) y obligarla a recorrer juzgados pidiendo alimentos? La violencia contra la mujer es inaceptable en todas sus formas, y esta nunca es responsabilidad de la víctima.

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