Llegar al límite más extremo de una situación o asunto desfavorable, es una experiencia que todos los seres humanos hemos vivido de una u otra forma. Cuando hablamos de “Tocar fondo” nos referimos generalmente a una experiencia personal en la que llegamos a un punto de inflexión en nuestras vidas. Esta experiencia, que nos lleva a pensar que hemos fracasado, puede ser muy diversa para cada uno pero el significado es, generalmente, el mismo para todos en el momento en que sentimos que nuestras fuerzas han sido reducidas y sofocadas. Se puede tocar fondo por la pérdida de un trabajo, por quiebra económica, por incapacidad de asumir y honrar obligaciones adquiridas, por perder una relación familiar muy importante, por caer en una adicción peligrosa que nos empuja al abismo de una experiencia depresiva o una situación muy cercana a la muerte, entre muchas más. Qué duda cabe que la sensación, en todos los casos, es de tristeza profunda y frustración. ¿Le suena conocido?

El valor de esta experiencia, el aprendizaje -si se quiere- “positivo” de ella, supone en muchos casos el tomar conciencia de los problemas y generar una nueva fuerza y motivación para revertirla y para generar el cambio. “Tocar fondo” no es necesariamente una condición suficiente para darnos por vencidos y renunciar a la aventura de la vida es, más bien, la motivación para la búsqueda de ayuda y superación.

Henry Ford, empresario norteamericano que vivió en el siglo XIX, fundador de una de las más grandes compañías de producción de automóviles que revolucionó el transporte y la industria en Estados Unidos, nos legó no solo su talento industrial, sino también sabiduría y comprensión de la naturaleza humana. Ford sostenía que el único verdadero fracaso, es aquel del que no aprendemos nada y añadía, también, que “el fracaso es a veces más fructífero que el éxito”. Muchos de los más conspicuos triunfadores y personajes exitosos en los negocios y en diversas actividades, han fallado una y otra vez. El poder de la mente y la actitud son, por tanto, fundamentales. Ya decía Buda que los seres humanos somos el resultado de nuestros pensamientos. Por ello, si bien el fracaso no es algo que nos genere felicidad, el fracaso no es el final, es solo una nueva oportunidad para continuar. Tocar fondo se puede convertir entonces, en la base sólida sobre la cual reconstruir una vida mejor. Y ello, por cierto, aplica tanto para la vida personal, como para el futuro de nuestro país.

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