Hace algunas semanas, en el programa “La habitación de Henry Spencer” y en una suerte de confesión sincera, Carlos Alcántara admitió con hidalguía que debutó como director de cine con “¡Asu Mare! Los amigos” sin los estudios respectivos. “Yo creo que es acumular experiencia. No he estudiado dirección, pero digamos que ahora, cuando tuve que asumir la dirección, empecé a ver algunos tutoriales. No soy una persona formada en dirección ni formada en cine. Si me preguntan sobre cine, de verdad que no sé mucho”. Lo dicho por Alcántara, nos guste o no, se ha convertido en una tendencia de los últimos tiempos, una realidad palpable, el usar las herramientas que nos da la nueva tecnología, no para mejorar una propuesta artística, simplemente para saltarse pasos y generar contenido inofensivo y de una calidad discutible. Pero este ejemplo no es el único, también se ha vuelto muy frecuente hoy, la aparición de programas de entrevistas en plataformas  cuyos conductores  no son profesionales especializados, vemos desde cantantes, modelos, exintegrantes de realitys, actores, exfutbolistas haciéndolas de comunicadores y claro, apelando a su derecho de la libertad de expresión, lanzan sus propuestas sin mayor filtro. Y qué podemos decir de la normalización del atropello al derecho de la imagen de un ciudadano, cuando populares figuras de las redes sociales incentivan a sus seguidores a mandarles videos de personajes  populares para hacerlos virales. El uso de la cámara del celular, para muchos, se ha resumido a la invasión del espacio del otro, por puro morbo, cuando sí resulta de vital importancia la hora de registrar imágenes que ayuden a evidenciar denuncias ciudadanas. Habría que hacer una profunda reflexión sobre cómo se están usando hoy las herramientas que nos ofrece la modernidad, en estos tiempos,  más que nunca, se debe insistir en la preparación, el estudio, que servirá para diferenciarse de los contenidos irrelevantes y sin la rigurosidad que sube en redes los que no la tienen.  A partir del profesionalismo y de la seriedad con la que se asume un trabajo, se podrá usar toda la gama que existe de aplicativos, herramientas para enriquecer un trabajo, para evolucionar positivamente. Esperemos no estar ya en la sociedad en la que todo vale, en la que se hace cine, sin saberlo, música usando el aplicativo de moda y comunicador sin articular una frase coherente.

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