Todos felices, todos contentos
Todos felices, todos contentos

Si algunos creyeron que con el agudizamiento de la crisis política iba a renunciar el gabinete Jara y ser reemplazado por un “gabinete de consenso”, sinceramente hicieron gala de una candidez de kindergarten.

Y es que Humala no puede desprenderse de nadie porque todos los “hombres y mujeres del presidente” son parte de una maquinaria de poder estratégicamente montada para propósitos que hoy apenas podemos intuir. La oposición flan, enclenque y raquítica, aun cuando tiene mayoría, se come entretanto el amague, se presta a la farsa del diálogo propuesto por Jara y termina elevándola a las alturas de gran estadista y víctima de una conspiración desde el propio Palacio por su “peligrosidad” como censora del gobierno. Olvidando que ella llegó al premierato con escasos merecimientos, excepto el de pertenecer al estrecho círculo de confianza Humala-Heredia.

Y huérfana de peso político. Por eso, cuando la señorita Jara tuiteó que había convocado al diálogo de las fuerzas políticas y que desautorizaría a quien desde su gabinete saboteara ese diálogo, le escribí que no tendría que desautorizarlo sino despedir al ministro que la saboteara. Y le pregunté si podría hacerlo. No obtuve respuesta, pero su silencio me respondió. Porque este no es ni nunca fue “su” gabinete. ¿O la imaginamos cuadrando a un Cateriano puesto por quién garantiza a su propio jefe? ¿O a un Urresti convertido en la locomotora mediática que salva todavía en algo la popularidad presidencial?

En cambio, Jara se envalentona con la oposición y hasta invoca a la deficiente comprensión lectora de los congresistas para no reconocer absolutamente nada y atornillarse en el puesto. Y todo esto, jugando en pared con la Presidenta del Congreso, que la “libra de todo mal”. ¿Sorpresa? Si hasta fueron vestidas igualitas a la presentación de Jara en la Comisión Permanente. ¡Pero si ambas son las amiguísimas de Nadine!

Por último, Humala sabe que la oposición no va a ir más allá de pedir un cambio de ministros, aun cuando el problema ya no esté a ese nivel. Y siente que el suelo sigue parejo. Después de todo, ya antes la paseó, salvando las cabezas de Figallo, Mayorga y Cateriano. Mientras tanto, la gente va olvidando de la montaña de escándalos, pasa tranquila su verano y ya se prepara para vivir la Copa América con sazón de declaraciones de Urresti. Y los “democrátas de papel” estarán servidos porque Ollanta pudo cumplir su tiempo de mandato. Tutti felici, tutti contenti.

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