Al expresidente Alejandro Toledo le va a resultar muy difícil afrontar en libertad el proceso judicial que lo llevó a cárcel desde abril de este año, si se tiene en cuenta que este sujeto jamás mostró un mínimo de intención de allanarse a los requerimientos de la justicia peruana que dispuso su arresto preventivo a inicios del 2017, sino que más optó por quedarse escondido en Estados Unidos haciendo todo lo posible por no ser extraditado a nuestro país.

El Poder Judicial debe tener en cuenta que traer a Toledo para que responda ante la justicia peruana costó varios miles de dólares en el pago de abogados y gestiones, a fin de que este impresentable pueda ser subido a un avión con policías al lado, por lo que resultaría absurdo que una vez por fin preso en Lima, lo manden a su casa como ahora está pidiendo casi al borde de las lágrimas, alegando que está enfermo y que requiere tratamiento.

Toledo debería saber que su vecino de encierro Alberto Fujimori, también sufre diversas enfermedades y sigue preso desde hace más de 15 años, lo que no implica que carezca de atención médica. Al contrario, quien gobernó el país entre los años 1990 y 2000 es chequeado constantemente tanto en el penal como en centros asistenciales de la calle. Lo mismo podría aplicarse con el recientemente extraditado desde Estados Unidos.

En su exposición ante el juez del viernes último, Toledo señaló que los expresidentes Pedro Pablo Kuczynski y Ollanta Humala afrontan sus casos en libertad. Bueno, el caballero debería saber que el primero ellos en un adulto mayor que ha estado más de tres años bajo arresto domiciliario, y que el segundo jamás se corrió de la orden de prisión, sino que más bien se entregó junto con su esposa apenas salió la resolución en su contra. No hay punto de comparación.

Si no padece nada grave, el expresidente Toledo debería seguir en el penal de Barbadillo, pues a pesar que dice estar mal hace 15 años, no olvidemos que en marzo del 2019 este caballero amante de la noche, para vergüenza adicional de los peruanos, fue arrestado en San Francisco por hacer escándalos en la vía pública bajo efectos del alcohol. Tan mal de salud no parecía, ¿verdad? Es de esperarse que la justicia tenga las cosas claras y que actúe con todo el rigor que le permita la ley.

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